Se insertan larvas y/o insectos a los diferentes tipos de suelos y se activa el proceso de “rastreo” durante 5 días. El insecto que se ocupa comúnmente es larva de polilla de la cera (Galleria mellonella), dado que carece de nuenas defensas inmunológicas, por lo que cualquier agente externo o contaminante la va a enfermar, y es justamente la causa de esa infección lo que nos indicará si el suelo es apto o no para el cultivo.
El primer día comienza con el denominado periodo de “volteo”, donde se obliga a la larva a recorrer el suelo de extremo a extremo. El día 2, se cambia de dirección. Mientras más veces lo haga, será mejor para el resultado del estudio. Esto se realiza por 5 días y a temperatura ambiente. El día 6 se saca el insecto del suelo y se encierran en una cámara húmeda por 3 o 4 días más, a una temperatura entre 20 y 25oC. En este proceso la larva muere y podemos identificar la causa por los colores que mostrarán sus uniones intersegmentales. Por ejemplo, si es por tipos de hongos o parásitos como la Beauveria, veremos miscelaciones blancas; si es Metarhizium, mostrará un característico color verde olivo; si es por causa de Nematodos, tendrán un color brillante.
Una vez identificado el microorganismo, éste se aisla y es controlado y comparado con las plagas o enfermedades objetivo, en función del lapso de tiempo y porcentaje de infección. Mientras mayor sea el porcentaje de infección en el menor tiempo posible, mejor se califica la eficiencia en campo.
Como estándar, bajo condición de laboratorio se liberan cepas con porcentaje igual o mayor al 80% en un lapso de 8 a 12 días. En el campo, las condiciones son variables debido a múltiples factores como la hora de aplicación, pH de caldo, calibraciones, experticia del usuario, entre otros.
Finalizada la etapa de inducción del microorganismo, este continúa a la fase de inoculación, la cual consiste en extraer la cepa madre – hongo en estado puro – la cual se aísla, se esterilizan y se deja en cultivo entre 15o y 24o durante 10 a 20 días.
Concluido el periodo de cultivo, el hongo se inserta en sustrato para ir a suelo, por lo que se disuelve en una mezcla de arroz y agua esterilizada en Autoclave a 121,1o C x 60 minutos.
Luego de identificar el tipo de hongo o bacteria que causó la muerte de las larvas, se extrae. Una vez concluida esta etapa, tenemos que insertar el hongo en el sustrato que irá a suelo, por lo que se disuelve en una mezcla de arroz y agua, la cual se esteriliza a 121o para asegurar que no habrá contaminantes de otro tipo.
Una vez frío y esterilizado, se llena una bolsa con esta mezcla, la cual constituye el caldo de cultivo de la cepa del hongo/bacteria. Una vez frío y esterilizado, se realiza la inoculación o siembra con la cepa seleccionada bajo campana de flujo laminar (Purificación de aire al 99,9%).
Es importante cumplir necesariamente la fase de esterilizado y control de contaminantes en aire, de lo contrario, se podrían obtener contaminantes no deseados como Hongos spp, Bacterias spp, Levaduras spp.
Posteriormente, el sustrato inoculado pasará de 10 a 15 días en una sala de incubación con iluminación artificial (no solar) y temperatura controlada entre 20 a 25o C, procurando dar vuelta a la mezcla en las bolsas una vez al día.
Es en esta etapa donde también se pueden observar posibles contaminantes no deseados o crecimientos lentos, productos de fallas en la esterilización o inoculación.
Todo contaminante, debe ser eliminado de inmediato pasando por proceso de esterilización en autoclave. De esta forma, no se expone a riesgos sanitarios indeseados al medio ambiente ni a las personas.
Al cumplir su proceso de incubación entre 10 a 15 días, el producto tiene aún mantiene una alta humedad en sustrato que va desde 80% a 95%.
El presecado, cumple la función de reducir esa humedad a un rango entre 40%-50%, lo cual se logra entre 10 a 12 días en condición ambiente.
Alcanzado el rango señalado, el producto se evalúa en cuanto a Pureza (>95%), Viabilidad (>95%) y Concentración de Conidios (>1×109).
El producto final en bolsa debe verse de color homogéneo, sin alteraciones ni fermentos. Su olor debe ser fúngico y según características descritas para cada microorganismo.
Superado el proceso de control de calidad, el sustrato se empaca en bolsas de 800 grs con doble sellado al vacío, la cual se sella finalmente a -1 bar de presión.
Este proceso, cuyo objetivo es reducir la humedad y sellar el producto, se hace para estabilizar las dosis y poder guardarlas 30 días sin frio y 6 meses en condiciones entre 4oC a 6°C.
Dependiendo del tipo de plaga o enfermedad, la aplicación se realiza a través del riego cuando el objetivo es llegar a la raíz de la planta, o a través de pulverizadores si es que el riesgo de enfermedad está en la vía aérea.
Una vez realizada la aplicación, a través de pulverizadores o mezclado con el riego, los hongos comienzan su reproducción a través de la generación de “Conidias”, las cuales se dispersan con el viento u otra acción mecánica ya sea a través de personas u otros agentes presentes como insectos, animales, lluvia, etc., resultando en la diseminación natural del hongo.
De esta forma, suelo, materia orgánica y sustrato comenzarán a relacionarse incorporando organismos vivos, como maleza y plantas de arándanos, interactuando con las raíces de la planta y también con los hongos. Éstos reconocen a las plantas como huésped, generando micotoxinas que la planta reconoce y que integra en su sistema.
Gracias a este proceso natural y 100% orgánico, la planta no sufrirá ataque de plagas ni enfermedades, porque los microorganismos estarán presentes en todo su sistema, los que se espera finalmente una fruta orgánica y convencional de la más alta calidad, entregando los mejores berries a nuestros clientes alrededor del mundo todos los días del año.